LO QUE NOS ATRAE DE UNA PERSONA ES LO QUE NOS SEPARA​
Arantxa Devia
Hace tiempo escuché esta frase “Lo que nos atrae de una persona es lo que nos separa” y me quedé pensando por mucho tiempo, creo que pensaba en ella sin darme cuenta a lo largo del día, mientras trabajaba, practicaba yoga, comía e incluso durante mis conversaciones. ¿Cómo podía ser que lo que nos gustaba inicialmente de una persona, lo que nos llamaba la atención y probablemente parte de lo que nos hizo enamorarnos de esa persona fuera después aquello que no permitiría que estuviéramos juntos? Se me presentaban muchas cuestiones…
​
En ocasiones cuando nos enamoramos, en ese fulgor nos volvemos egoístas y queremos que esa persona nos entregue al 100% su tiempo y energía. Y eso hacemos nosotrxs. Y en ese darnos en demasía, poco a poco vamos perdiendo nuestra esencia. Al hacerlo dejamos de ser nosotrxs mismxs, y al final ni la otra persona es feliz ni nosotrxs sentimos que sea “la misma” persona de la que nos enamoramos. Fallo.
​
Nos separa porque eso que nos atrajo en primer lugar es fuera de lo ordinario, de lo común. Diría que normalmente son estilos de vida más libres: nómada, abierto a nuevas experiencias, trabajando para sí mismx, etc. Se ve muy “cool” desde afuera, pero desde dentro es difícil compaginar ese estilo diferente con el tipo de relación que tenemos grabado en nuestra mente que “debería ser”. Una relación donde te ves día sí día también, donde hacéis planes juntos muy a menudo, donde hay una “progresión clara y normal” a los ojos de los demás. Fallo.

Este tipo de cuestiones hicieron replantearme qué tipo de relación quiero Vs qué tipo de relación espera la sociedad o asume que es la correcta. Qué me sirve Vs qué les sirve a los demás.
​
Me negué a pensar que lo que me atraía de la otra persona fuera lo que después me separaría. En esta negación es donde surgió el crecimiento. Si no quería que eso pasara, necesitaba encontrar qué era lo que me molestaba y de dónde venía. Ver qué quiero en realidad, por qué lucho inconscientemente contra lo que está fluyendo, qué creencias desencadenaban toda una serie de inseguridades, dudas y ansiedad en mí.
​
Cuando queremos cambiar algo siento que es necesario primero poder ver el origen y decidir conscientemente si eso te sirve A TI o no. Si te da más alas para llegar a lo que sueñas o, de lo contrario, te limita. Analizar, aunque sea por unos segundos, si eso que haces, dices o eso en lo que crees te sirve, te enriquece, si tiene un sentido PARA TI o lo haces porque más bien “viene dado”. Este planteamiento se puede trasladar a cualquier cambio que desees o, de hecho, a cualquier acto en nuestra vida. Para mi cada pequeño cambio a partir de ahí es crecimiento. Es titularidad. Es vivir TÚ vida como tú la quieres y no como se supone que debería ser o como te viene dada. Esos pequeños cambios conscientes para mi es amor. Amor hacia ti porque cuando dejas de luchar, por muy pequeño que sea eso con lo que vas a contracorriente, dejas de desgastarte y empiezas a fluir, a estar en armonía contigo mismx y a sentir paz.
​
​

Te invito a que te atrevas a replantearte las cosas; a que empieces por pequeñas cuestiones y veas un poco más allá, por qué lo haces, qué te aporta, para quién lo haces, cómo te sientes antes y después, etc. Y que a partir de ahí te vayas escuchando y tomando decisiones conscientes que te hagan sentirte bien contigo misma, amadx.
​
El amor, a mi entender, es bonito si es libre, si te permite crecer en todos los ámbitos, si te permite ser y dejar ser; si te permite volar – acompañadx si lo deseas – y dejar volar.
